¡CHIC@S HABÉIS HECHO UN BUEN TRABAJO!. No era fácil, teniendo en cuenta las fotografía de tan baja calidad de las que habéis partido la mayoría, a pesar de todo y gracias a mi compañera Isabel, aquí está la prueba de que podéis sorprender cuando queréis.
El proceso de trabajo debe ser el siguiente:
1º. Elige una buena fotografía (bien contrastada) donde se diferencien claramente las zonas de luz y de sombra, preferiblemente en blanco y negro.
2º. Sobre la foto, dibuja con lápiz de color una línea de contorno cerrada que separe los diferente tonos de grises. La densidad del punto marcará la diferencia entre los
tonos: la zona de mayor incidencia de la luz quedará con el blanco del papel, la más oscura se rellenará con puntos muy unidos y los tonos intermedios se irán obteniendo separando los puntos gradualmente.
3º. Pasa la fotografía con todas las líneas de contorno y de las separaciones de tonos mediante calco, pero no presiones demasiado para que las líneas no queden muy marcadas.
4º. Finalmente, trabaja los volúmenes del rostro a través de la variación de densidad del punto. Puntea las líneas del calco visibles con el fin de disimularlas.
3º. Pasa la fotografía con todas las líneas de contorno y de las separaciones de tonos mediante calco, pero no presiones demasiado para que las líneas no queden muy marcadas.
4º. Finalmente, trabaja los volúmenes del rostro a través de la variación de densidad del punto. Puntea las líneas del calco visibles con el fin de disimularlas.
Mi agradecimiento a Isabel por su profesionalidad e interés mostrado durante mis días de ausencia.
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